Buenas:
Es una frase manoseada aquella que sentencia que "cada cierto tiempo, nuestro país es azotado por la naturaleza". Junto con ello, vienen a mi mente imágenes tales como la de los periodistas mojados como diucas y con el agua hasta las rodillas para demostrar lo inclemente de un nuevo temporal, o la de don Francisco haciendo un "Chile ayuda a Chile" para juntar fondos para hacer frente a la catástrofe de turno (baste mencionar el temporal del 84 o el terremoto del 85).
En todas estas ocasiones quedaba de manifiesto la organización y la capacidad de reaccionar de los chilenos ante estas calamidades, ya sea colaborando o mostrando un temple a toda prueba del que incluso nos jactábamos ante la opinión mundial. Eramos un tanto soberbios, y mirábamos con incredulidad las imágenes que llegaban del extranjero, que indicaban la manera un tanto precaria, desorganizada y salvaje de aquellos lugares no acostumbrados a sufrir el azote despiadado de la naturaleza.
Creo que toda esta percepción ha cambiado radicalmente con los eventos vividos durante la madrugada del sábado 27 de febreo del 2010. Sí, porque en sólo 2 días nuestro país mostró su peor lado, aquel que, posiblemente, no nos atrevíamos a ver, pero que estaba ahí, esperando sigilosamente ver la luz, incubado por nuestra propia forma de vivir.... algo así como haber estado tomando copete durante mucho tiempo, haber dejado la cagada y, al otro día, al mirarnos al espejo, no dar crédito a las acciones realizadas bajo los efectos del alcohol...
Aquí toda la sociedad chilena fracasó sin distinción. Partiendo por el ejército, donde se gastan millones de pesos al año para perfeccionar a sus altos oficiales, quienes no fueron capaces de entregar informaciones claras y precisas acerca de las características del sismo (con un sistema de detección de tsunamis que depende y financia Japón y EE.UU). Puta, hay cosas impresentables... cómo mierda el sistema de comunicaciones entre la Armada y los organismos del gobierno depende de la ...TELEFONÍA CELULAR... si hasta en el año nuevo el sistema colapsa imagínense en un terremoto. Pienso que debe haber existido algún teléfono satelital pero, como estamos en Chile, lo más probable es que la porquería haya estado sin batería...
El gobierno. La onemi es sólo una oficina que funciona (no si esta wuea no puede ser) DE LUNES A VIERNES DE 9 A 5 DE LA TARDE.. si pues, como un terremoto va a ser tan desconsiderado para producirse un fin de semana. A esto se suman graves errores de descordinación, de retraso para enviar ayuda a las zonas afectadas ( en una entrevista Bitar señaló que una de las razones para no enviar con más prontitud a los milicos al sur era la imagen de los militares tomándose las calles justo al final del gobierno de Bachelet) y de soberbia (siendo proclive al gobierno, me pateó la actitud que tuvieron los ministros en su primera conferencia de prensa, en donde trataron de dar una imagen de que todo estaba controlado y que incluso no se necesitaba la ayuda internacional)
La oposición. Desde las primeras horas del sismo Sebastián Piraña daba declaraciones tales como "el gobierno acogió nuestra propuesta", tratando de mostrar una imagen de liderazgo, aún cuando todavía no tomaba el poder. Pero lo que más me empelotó fue la acción de la alcaldesa de Concepción Jacqueline Van andatealachucha quién, no perdió oportunidad de salir un pantalla criticando el lento accionar del gobierno y el descontrol de la ciudad ante la situación de los saqueos. Pienso, que la primera persona en mantener y reflejar calma deben ser las autoridades, y pese a estar quedando la cagada, deben llamar al control y la tranquilidad, y no aprovechar políticamente la situación, cosa que, lamentabemente le resultó porque fue nombrada intendenta regional; quedando claro que en la política actual importan más la imágenes que las ideas....
La prensa. Creo que debe haber una profunda reformulación del rol que deben cumplir los medios en estas catástrofes. No puede ser que los canales destinaran horas y horas de sus transmisiones a cubrir los saqueos. No hablo de censura, sino de aplicar un poco el sentido común. Baste citar el caso de chilevisión que transmitió en vivo el comienzo de los saqueos en supermercados, sembrando el pánico. Claramente era una extensión de programas tipo 133, en donde el sensacionalismo dicta la norma. Los medios de comunicación no pueden excusarse bajo el lema "debemos informar"; en estas situaciones no sólo debe mostrar lo que está pasando, sino también realizar un análisis frío de lo que ocurre, tratar de guiar a la población y no sólo difundir el caos, cosa que según mi humirde opinión influyó en los saqueos no sólo en las zonas de catástrofe, sino que también en otros lugares como Santiago.
La educación. Como piedragogo hago un mea culpa y reconozco que no se destina suficiente tiempo en los colegios para explicar a los monos cómo reaccionar ante estas catástrofes. Los simulacros que se realizan están más pasados de moda que chiste de Uhp con copete, y esto, justamente, es uno de los factores por los cuales cunde el pánico ante cualquier sismo. Todos deberíamos saber, por ejemplo, que despés de un fuerte temblor, las personas que se encuentran en las zonas costeras tienen que ponerse inmediatamente a resguardo, subiendo a las zonas altas, pero no a la chucha como hemos visto en estos días. Basta con subir a unos 200 metros para estar en un lugar seguro. Y sobre todo, enseñar a mantener la calma, pues el desbande provocado por la gente es mucho más peligroso que el mismo sismo.
La gente. Creo que éste es el aspecto que más rabia me da. Es, justamente, en estas ocasiones donde se muestra el valer de las personas y, sinceramente, creo que no dimos la talla. Después de ver las imágenes de los saqueos, y de dar vueltas una y otra vez las imágenes en mi memoria, llegué a la conclusión que la sociedad chilena, en su conjunto, ha equivocado el camino; y no se trata de decir que nos hemos alejado de la religión ni nada de eso, sino que el objetivo de vida que nos han planteado está equivocado. Nuestra sociedad, influida por una idea de capitalismo al extremo, ha exacerbado el culto a lo individual, al "yo quiero" por sobre al "yo debo". Nuestro éxito personal se mide en cuan grande es tu casa, que tipo de auto tienes o de que marca es tu ropa; y bueno, ante lo que los economistas llamarían "aprovechar las oportunidedes" la gente no hizo más que aplicar en la práctica este principio... y todos tenemos, una vez más, la culpa de esto; desde los padres que compran a los pendejos cuanta porquería inútil que ellos quieran (para saciar el complejo de darle al hijo lo que el nunca tuvo) sin exigir muchas veces un esfuerzo por parte de aquél; la televisión, que nos bombardea con cuanto programa basura existe sin darnos la oportunidad de reflexionar si queremos ver eso o no; las escuelas, que en sus programas educacionales tienen marcado a fuego los principios de "éxito", "metas", "educación individualizada", etc, creando alumnos útiles para la sociedad (o sea, un sujeto competente, que maneje una cantidad suficiente de datos, pero que se cuestione lo menos posible si es feliz con lo está haciendo, con lo que llegamos a un círculo vicioso: ¿qué es ser feliz, según nuestra sociedad actual... ahhh si, tener una casa grande, un auto de lujo y ropa de marca).
En nuestra historia, nunca han faltado, después de un terremoto o algún temporal, la vieja histérica que alarma al barrio diciendo: ¡ no si a la noche viene un temblor mucho más fuerte ¡, o la guagua apocalíptica, nacida en algún hospital, que habría predicho la tragedia que iba a ocurrir, e incluso saqueos, como en el terremoto de Valparaíso de 1906, en donde se hizo tristemente célebre el oficial Gómez Carreño, pero nunca se habían visto niveles de desorganización social como éstos, en donde la gente, que ya no compra en la tienda de barrio, ha deshumanizado la economía, representándola en estas grandes moles, las que, al no abrir fueron presa del caos y descontrol de la población.
Demos recuperar el "yo debo" por sobre el "yo quiero", característico de esta sociedad ultra capitalista, y comenzar a preocuparnos de nuevo por el compadre de al lado, de dejar de saltarnos la fila del supermercado porque "yo soy avispado", sin importar si cagamos a tal o cual persona... recuperar el valor verdadero de vivir en sociedad y, no solamente, de mi mundo particualar, sin tener que tener por sobre nuestro, la mano de un gobierno apretándonos o el fusil de un soldado apuntándonos.
Ya por último, aquí va el nuevo director de la Onemi
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