Holanda....

Un Lugar para hablar y reflexionar sobre porquerías que a "nadien" le importan

sábado, mayo 30, 2015

Capítulo de Hoy: "Marcha de la Bronca"

Guenas:
            Una de las actividades más curiosas que debemos enfrentar en nuestra vida universitaria, son las protestas y marchas. Recuerdo aquellas jornadas en que, hojas de cuaderno pegadas en los pasillos de la u, nos indicaban la hora y el lugar de la asamblea respectiva que, irremediablemente, terminaría con la votación al paro y posterior movilización a la calle. En los primeros años, las jornadas eran verdaderamente adrenalínicas y llenas de emoción. Me acuerdo cuando, por error me alejé de mi grupo de compañeros, y me perdí en los pasillos de la U. Entonces, me dediqué a observar y a pasearme por los distintos niveles. Parecía estar dentro de una zona de guerra, con tambores flameantes en las esquinas, para disipar el efecto de las lacrimógenas, carabineros entrando en grupos al patio central, disparando las mentadas lacrimógenas a diestra y siniestra, muchas veces al cuerpo de los estudiantes.

 Pasados los años, las acciones de protestas pasaron a formar parte de lo cotidiano, perdiendo para muchos de nosotros el impacto de lo novedoso. Si bien es cierto, seguíamos participando en aquellas movilizaciones que considerábamos importantes, como aquellas del primer semestre en la cuales nos manifestábamos por mejores créditos universitarios; muchas otras pasaron a interesarnos cada vez menos, debido, por una parte a darnos cuenta que a través de aquellos actos se conseguía poco, y por otra, a que preferíamos ir a tomarnos unas cervezas, aprovechando el tiempo libre.

Otro factor importante de nuestro alejamiento, fue toda la maquinaria que había dentro de esas marchas. Compañeros, demasiado viejos para estar en la U, vociferaban frecuentemente por la necesidad de tomarse las calles y manifestar con barricadas la explotación al trabajador... siendo la violencia la única forma de llamar la atención. Con el paso de los años, nos dimos cuenta de que aquellos compañeros eran tan viejos no por ser pésimos estudiantes, sino por que el partido los necesitaba allí dentro, para mantener viva la causa.

Pese a lo anterior, estoy de acuerdo con las marchas.Si bien es cierto, preferiría manifestaciones más lúdicas e imaginativas, me parece mucho más peligroso que nos quedemos pidiendo mayor intervención de las fuerzas policiales y que se prohíba toda manifestación ciudadana, con el fin de cuidar la vía pública y  la propiedad privada. Me parece peligroso que las personas se queden sólo con lo que se publica en los medios masivos, principalmente la televisión, sin cuestionar que lo que se presenta es sólo una parte de la movilización. Porque gran parte de los avances sociales, de  los derechos ciudadanos se han conquistado en la calle.

Desde aquella marcha de los trabajadores de las salitreras a comienzos del siglo XX, que terminó con la Matanza de la Escuela Santa María, pasando por la revolución de la chaucha, o la revolución pinguina, los cambios en las condiciones de las clases bajas, lamentablemente, sólo han tomado un impulso cuando la población se toma los espacios públicos. Parece que los políticos no entienden de otra forma. Incluso, en la tan recordada, para algunos, dictadura militar, la caída del régimen comenzó con las tímidas pero implacables protestas y cacerolazos del 82 y 86.

En una protesta, como en gran parte de diversos aspectos de la vida, no existen blancas palomas. Recuerdo haber visto en ellas a manifestantes tirando bombas molotov a grupos de carabineros, quienes contaban sólo con la ayuda de sus compañeros para enfrentarse a otro grupo de espinillentos ávidos de emociones fuertes. O en otra ocasión, cuando un carabinero realizó un movimiento errado y se alejó demasiado de su moto, la que rápidamente pasó a manos de una masa de manifestantes, que la quemaron y destruyeron, en lo que parecía más un ritual pagano que un manifestación de la vida cívica.

Sin embargo, del otro lado tampoco lo hacen nada de mal. Varias veces vi a compañeros detenidos por carabineros, sin haber hecho absolutamente nada, salvo portar una pancarta. O cuando, como ya dijimos, carabineros entraba al patio de la universidad y lanzaba, con una especie de escopeta, bombas lacrimógenas directamente al cuerpo de los estudiantes, con el peligro que ello involucra de golpear directamente en el estómago o en otra parte del cuerpo del manifestante.

Pero: ¿Cuál de los dos actos es más grave? Desde mi punto de vista, esta respuesta la podemos encontrar en el caso del joven que, después de recibir de lleno un chorro del "guanaco" azotó su cabeza, quedando con un serio daño cerebral. De la misma forma que el abuso de menores es mucho más grave si este lo lleva a cabo un profesor o un sacerdote que otra persona (ya que la sociedad le ha entregado a ellos gran parte de la formación espiritual o académica de los jóvenes) el uso de la fuerza o la violencia desmedida por parte de carabineros es más grave que el que realizan los denominados "niñitos" de las protestas. Un carabinero es un profesional entrenado para enfrentar este tipo de casos, y más aún, en muchas ocasiones es el mismo quien ha aceptado especializarse en este tipo de acciones. No se puede poner en el mismo nivel a un profesional, que pese a todo lo que pudiera argumentarse, no puede reaccionar con la misma "racionalidad" que un pendejo imbécil que piensa que tiene todo el derecho del mundo a saltar sobre un semáforo o romper un paradero de micro.

Pero, junto con lo anterior, es igual de peligroso que la televisión sólo muestre lo que a sus auspiciadores le conviene, porque nunca a un empresario le ha interesado que Ud. tome conciencia de como, con todo respeto, se lo están cagando.. no vayan a darle ganas también de sumarse a alguna marcha  o ir a tirar algún peñascazo a alguna vitrina de multitienda o a una ventana de una Isapre, AFP o a la de un Banco amigo.