Uno igual fue pendejo. Lo único que nos interesaba era ver tele y jugar a la pelota. Total eran los ochentas.
Después de la pichanga, llegaba a la casa a pegarme la respectiva ducha, y de ahí me instalaba frente a la tele para ver monitos. Luego, al terminar el Pipiripao, mi taita ponía las noticias. Yo no entendía mucho y para mí era una lata. Todavía rondaban en mi mente el gladiador, Jet Marte o el fantasma con su " a la chava, chava" cuando de repente escuchaba una voz medio payasistica comentando alguna cuestión, casi siempre contra los " Señores Marxistas - Leninistas" Ellos eran los malos, adoradores de Satán. Aquellos que ponían bombas y por los cuales no podíamos salir hasta tarde porque nos podían matar. Pero estaban los buenos; aquellos que nos protegían de la maldad y las injusticias. Los valientes soldados. El viejito era superman.
"aquí no existen detenidos, la gente que está en el extranjero lo está pasando muy bien, y los mal agradecidos hablan pestes del gobierno....." y la gran mayoría del país lo creía. Al menos yo era un pendejo......
Pero había cosas que no me calzaban. ¿Por que mi colegio era una mierda, mientras los cabros del colegio del al lado tenían las medias instalaciones (ellos tenían duchas en el baño). ¿Por qué los libros de mi colegio duraban como 10 años, cuando sólo había tres espacios para colocar el nombre?. Por qué mis amigos ni siquiera podían pensar en llegar a la universidad?. ¿Por qué mi papá me retaba cuando hacía estas preguntas en voz alta? (estamos en una polación de marinos, nos pueden escuchar). Ya no era tan pendejo.....
Un día el caballero de la voz payasística se puso traje de gala, con capa de super héroe y todo y fue proclamado como candidato. Quería estar 8 años más en el gobierno. Pero para mí hace rato había dejado de ser supermán. Ahora era Darth Vader y sus secuases, el lado oscuro de la fuerza. Yo me sentí parte de de la resistencia. Los republicanos.
Hasta que la estrella de la muerte explotó. Un 5 de octubre de 1988. Yo, aún pendejo, guardaba una banderita de plástico del 18 y la coloqué en la reja de mi casa. La población estaba toda callada y muerta de miedo, al que ya estabamos acostumbrados, pero mi casa estaba embanderada. El Imperio había caído.
El caballero se mantuvo al frente de las tropas. Era por miedo a la "caza de Brujas" que habían instalado los rebeldes. Mantuvo su prepotencia. "Que economía más grande" dijo al enterarse del descubrimiento de una fosa común con los cadáveres de un grupo de opositores (que por cierto no lo deben haber pasado muy bien).
Pero ya ni siquiera era Darth Vader. Al salir del Senado se hizo pasar por loco para evitar los juicios. Hasta el padre de Luke tenía honor. Este sólo era un viejo cobarde.
Todavía quedan pendejos. Toda esa gente que defiende su "obra", que no les interesa que les haya robado su propia plata, pues resultó que el hombre tenía 8 millones de dólares en una cuenta personal. Que ni siquiera tuvo la valentía de enfrentar las acusaciones que enlodaban su nombre.
Ya no somos pendejos. Somos los hombres de temple, los hombres escogidos para decirle a los que vienen: NUNCA MÁS CREAN EN PENDEJADAS.
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